
Los dos últimos sucesos son de cierta gravedad; especialmente los ocurridos en las plantas administradas por Iberdrola y Endesa. El primero, una fuga radiactiva en la Central de Ascó. El segundo, un incendio producido en Vandellos. Lo más grave es que las mencionadas empresa incumplieron con remitir la información oportunamente al Consejo de Seguridad Nuclear Español (CSN), repitiendo una actuación ilegal e irresponsable, por la fueron sancionadas el año 2004.
La energía nuclear siempre ha sido polémica. Defensores y detractores han llevado el debate de forma reiterada al campo técnico o político o estratégico; con lo cual han eludido responder a las inquietudes de los ciudadanos. Esa actitud “avestrucesca” no va más después de Chernobyl. Es hora de un debate abierto y democrático; de una mayor implicación ciudadana, y de un análisis serio sobre estos proyectos que conciernen a toda la sociedad.

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