8 feb 2009

LA ARTISTA HIPPIE Y SOSPECHOSA

El periodista de Radio Nacional de España pregunta a Patricia: “¿Porqué es tan grave esta acusación?” -No sé si por desconocimiento o porque no le parece importante- “¿Quizás dejarás de recibir financiamientos?”, agrega sin dar tiempo a responder la primera cuestión. Patricia Ariza desde Colombia y el grupo Aterciopelados desde la cabina del periodista, intentan explicarle el contexto de su país; la violencia latente. “Colombia es un país polarizado, muchos intelectuales han tenido de salir por acusaciones similares, otros continúan amenazados; algunos periodistas han muerto. Ha semejanza de lo ocurrido en EE.UU. tras el 11-S, en Colombia el gobierno y la policía han empezado a sospechar de todos, a acusar por nada”.

El 20 de diciembre de 2008, el diario el Espectador informó que la policía especializada de Colombia (SIJIN) había presentado un expediente acusando a Patricia Ariza –una reconocida poeta y actriz del grupo La Candelaria- de sublevar a la gente y hacer proselitismo para el PC3 y las FARC. Para sustentar su acusación el parte policial afirma textualmente: “Asimismo se logró establecer que Patricia Ariza, tras problemas familiares durante su juventud, practicó el nadaísmo y el hippismo, fue estudiante de filosofía y artes de la Universidad Nacional.”

La reacción de artistas e intelectuales latinoamericanos que conocen a la referida actriz no se ha hecho esperar, y han remitido una carta pública al presidente Uribe: “Hoy en Colombia numerosos líderes sindicales y sociales son asesinados, amenazados o desterrados. Llamamos al mundo del arte, la cultura, los medios y la academia a solidarizarse con la maestra Ariza y con su grupo y a alertar al Gobierno de Colombia y a sus fuerzas de seguridad para que desistan de sus montajes e infamias contra ella y respeten la libertad de pensamiento y la independencia de los artistas y académicos” menciona, entre otros puntos, la misiva firmada por personalidades entre los que destacan Laura Restrepo y Eduardo Galeano.

No es la primera vez que un gobierno acosado por las acciones terroristas embate contra sectores académicos que considera cercanos a grupos subversivos. En el Perú, cuando se combatía al grupo terrorista Sendero Luminoso, un comando paramilitar asesinó a un grupo de estudiantes y profesores de una universidad sospechosa de estar cerca a SL. Nunca se demostró que estas personas tuvieran vínculos con los grupos terroristas.