19 oct 2010

De Andy Warhol a Wendy Sulca

Wharhol no requiere introducción. Si existe alguien que no haya visto su Marilyn Monroe serigrafiada en una camiseta, no se ha cruzado aún en mi camino. La omnipresencia del diseñador gráfico convertido en faro del arte en el siglo XX es atosigante. Fue él quien fundó Frikilandia. Él y su camarilla de newyorquinos prestigiosos quienes transmutaron la burla en acto filosófico; el banalismo en objeto de culto y la horterada en negocio rentable. Si algún mérito tuvo el diseñador fue el de transformar el barro -o más bien la lata- en oro.

A veinte años de la muerte de Warhol su legado se ha consolidado y ha rebasado los terrenos del entretenimiento visual. Su influencia está en casi todas las actividades sociales, incluso en terrenos “serios” y a priori ajenos como la política. Hoy en día los denominados frikis copan los espacios más preciados de la Web y la televisión. Claro que “el americano” no fue el único; en el intermedio otros importantes transgresores han abonado el terreno. En 1987, el mismo año que moría Warhol, una mujer llamada Llona Staller, más conocida como Cicciolina, era elegida parlamentaria en Italia por el distrito Lazio de Roma. Lo bizarro de esta elección era que la dichosa Cicciolina no era una política profesional, sino una actriz porno. Y seamos sinceros: si lo mismo hubiera ocurrido en Timor, por ejemplo, hubiera quedado como una muestra más del “folclorismo tercermundista”; pero que ocurriera en Italia, marcó tendencia.

Inspirada por la Cicciolina, Susy Díaz, una vedette peruana, decide en 1995 postular al Congreso y hacer su campaña mostrando no los pechos, al estilo de la europea, sino su nalga. Al igual que Staller, Díaz fue elegida congresista. Al otro lado de América y 8 años después, un levanta pesas y actor de apellido Schwarzenegger (mas conocido como “Terminator”) salió de las pantallas para convertirse en el Gobernador de California; o más bien en "Governator". Y finalmente este 2010, Brasil, el otro gigante de América, elige como diputado y con más de 1 millón de votos a un payaso profesional de nombre Tiririca. Su campaña no pudo ser más graciosa ni más cínica. "¿Qué hace un diputado federal? La verdad no lo sé. Pero vote por mí y lo averiguaré para usted."

Quien piense que el arte-pop nada tiene que ver con el arte-porno, o que ambas disciplinas son extrañas a la política, que se lo pregunte primero a Jeff Koons, renombrado artista estadounidense y heredero de Warhol. Koons estuvo casado con la Cicciolina y tiene un hijo con ella. Presumo que esta pareja más de una vez habló de estos temas en su lecho matrimonial, y de hecho, Koons y Llona Staller fusionaron las fronteras y se auto-inmortalizaron en esculturas y pinturas donde aparecen practicando el sexo. Que se lo pregunte también a Albert Rivera, actual diputado catalán y líder del partido Ciutadans de Cataluña, que para ganar tuvo que fotografiarse desnudo y en sus spots publicitarios quitar la ropa a sus “votantes”.

“No hay derecho a utilizar la palabra arte para lo que se llama el arte contemporáneo, no lo llamemos así; habrá que inventar otra palabra, tal vez entertainment para millonarios” afirma el historiador y ensayista francés Marc Fumaroli. “Estos millonarios ya no quieren tener en casa un tiziano o un delacroix, sino signos exteriores de riqueza. Y eso es lo que les proporcionan las galerías que les ofrecen tiburones dentro de tanques de formol o juguetes sofisticados como los que produce Jeff Koons” afirma Fumaroli en una entrevista concedida al Diario el País el 28.09.2010. Afortunadamente, y para tranquilidad de Fumaroli, los no-millonarios no se dejan engañar tan fácilmente. Este mismo año, en una exposición de impresionistas franceses del siglo pasado, auspiciado por el Museo d'Orsay y realizada en Madrid, tuve que regresar tres veces porque las dos primeras no pude entrar. Había enormes colas que duraban más de tres horas en la calle. Gran contraste con exposiciones de artistas contemporáneos, que apenas son visitadas o donde la gente va casi por cumplir, casi como un pretexto para tomar una taza de café, probablemente más artística y sabrosa que esos cuadros estériles y desabridos.

Si hurgamos un poco en el mercado musical, donde siempre ha sido más explícita la venta de la imagen antes que la voz o el talento del artista, aparecen claros hitos, destacados personajes que marcaron inflexiones y perfectamente se podría señalar a Madonna y su hija putativa: Lady Gagá. Aunque ciertamente hay que matizar. Madonna es una especialista del escándalo y el marketing... “pero algo tiene” como dice una amiga. Lo mismo que se puede decir del pintor Salvador Dalí; puede que se haya amarrado un baguette a la cabeza para llamar la atención en New York, pero efectivamente “algo tiene”. Lady Gagá y Wendy Sulca son el esperpento en estado puro. No hay arte, ni belleza ni nada. Solo provocación y espectáculo huachafo.

¿Quién es pues Wendy Sulca? Digamos que la versión estrafalaria y cutre de Lady Gagá, pero con un contraste. Mientras la norteamericana sabe de que va el juego y tiene a un gran equipo de producción detrás; la niña sudamericana participa en el circo creyéndose estrella mientras el público la ve bufón, y acaso su “productora” es únicamente su madre. Eso sí, ambas tienen éxito y arrasan en Internet. Aunque para ello la anglosajona tenga que quitarse la ropa y cubrirse con chuletas de carne de vaca, y la hispana cantarle a la “teta” de su madre, a la tumba de su padre y a lo que haga falta. Lady Gagá es la reina del Twiter con más de 5 millones de seguidores y Wendi Sulca arrasa en Youtube donde las visitas a sus vídeos más populares suman poco más de 5 millones.

Si alguien piensa que estas “reinas” son apenas juguetes para niños que revise las cifras y la industria que se mueve detrás. En España, y para mencionar un solo un ejemplo: Belén Esteban -famosa “tertuliana” que saltó a la fama por ser la pareja de un torero y por su escasa educación y sus bravuconadas- es quien marca el ritmo de muchos programas televisivos y revistas que mueven un importante sector del mercado editorial. El diario Libertad Digital publicaba recientemente que Esteban gana 1,2 millones de euros al año; osea más de lo que el presidente Zapatero gana en un año, y por encima de cualquier periodista, presentador o panelista de la televisión española. Como afirmaba el portal Yahoo en una nota publicada el 07.10.2010: “Este país llora, ríe, odia y ama en ojos, boca y corazón de Belén Esteban y esto ya es una realidad hace mucho tiempo, aunque a algunos nos pese en demasía”.

La diversión grotesca, la bufonada y el ridículo han existido siempre; y por supuesto respetables payasos en todas las épocas de la historia. Pero, años atrás la humanidad se servía de ellos para distraerse. Ahora la situación se ha invertido. Gran parte de la sociedad se ha convertido en servidora y seguidora de cuando digan, hagan o lleven sus estrellas en la televisión, Facebok, Twiter, Youtube, o donde fuere. Se vive pendiente del collar, el vestido, la braga; el perro, la gata, el atuendo de la gata. En fin, otro título para este artículo podría haber sido: “El triunfo del Joker y la muerte del Batman”.