ABORTO EN LAS CALLES

De entrada me infunde respeto, no lo siento un asunto banal. Por eso no sé como encajar esas pancartas, esas marchas callejeras que parecen exigir más un voto político o aclamar un equipo de fútbol. “Aborto libre y gratuito” “Es mi cuerpo, yo decido”, han sido las frases más gritadas por las manifestantes de Madrid y Barcelona la ultima semana de enero.

Es bueno recordar que hasta el día de hoy la sociedad no ha definido claramente si es un tema ético o moral; porque esa es la cuestión de fondo. Si fuera ético sería asunto universal; si fuera moral, personal. Además ¿es lo mismo tomar la píldora un día después que eliminar un nonato de ocho meses?

¿El aborto es solo un tema personal? ¿Un asunto de media hora con un médico? ¿Es una cuestión legal de cuantificar días y semanas? ó ¿es mucho más complejo y difícil de lo que algunos reducconistas proclaman? Muchas preguntas para pocas certezas.

Según un articulo de “El País” en España se produjeron 101.592 abortos el 2007. Desde los movimientos “pro-life" se afirma que el 98% de las mujeres optó por un centro privado donde un aborto suele costar entre € 400 y € 3.000. Si estos datos son certeros estaríamos visualizando el trasfondo económico con cifras de entre € 40 y € 300 millones de euros al año.

No me agradan los talibanes de la moral, los neo-inquisidores de la ciencia médica; pero al mismo tiempo me inquietan las apologistas radicales; las activistas del aborto "fast & free".

LOS MONJES Y SU REBELIÓN OLVIDADA

Ya no son noticia, pero siguen siendo reprimidos los rebeldes de la túnica naranja. Ya no marchan por las calles porque muchos están presos, o huídos, o acallados. Después del revuelo de setiembre nada ha mejorado sustancialmente en Myanmar. Quien así nos lo cuenta es la periodista Tin Htar Swe, oriunda de Birmania y Responsable de Información del Servicio Birmano de la BBC en Londres.

Sigue gobernado la misma Junta Militar represora. Sigue Suu Kyi - premio Nobel de la Paz – presa en su propia casa de Yangón. Sigue siendo ilegal una reunión de cuatro personas. Y por último siguen en el poder los mismos militares que en el 2006 se subieron el sueldo 1.000 % mientras encarecían el precio de los combustibles en más de 500 %.

Birmania o Burma - Mejor que Myanmar, su nombre oficial pero impuesto por los militares - no es un país feo, ni pobre ni pequeño. Tiene una extensión de 680,000 Km2 (35% mas grande que España) y un poco más de 54 millones de habitantes. Entre sus bondades no están solo sus hermosas y doradas pagodas en honor a buda, sino una decente industria energética y yacimientos de gas natural que tanto agradan a los funcionarios del gobierno Chino (afín al régimen birmano).

Luego de la revolución azafrán la Junta Militar recibió al enviado especial de la ONU para zafar la presión internacional; pero éste abandonó el país sin tan siquiera dar una conferencia de prensa. Poco se sabe de los cinco generales y más de 400 soldados detenidos por negarse a reprimir a los monjes y participantes en las protestas. Nada de los autores del asesinato al periodista japonés Kenji Nagai, alcanzado por disparos del ejército. Los gobernantes de botas de acero, deben estar frotándose las manos en éste mismo momento.

SHIRIN EBADI: MUJER EN IRÁN

Barcelona /Casa Asia /Enero 17. Shirin Ebadi camina lentamente hasta el estrado. Se parece tanto a Edith Piaf. Menuda, elegante, con esos ojos suplicantes y mandones. Pero más allá de esta banalidad ¿qué tendrá que ver esta iraní, abogada y Premio Nobel de la Paz con aquella francesa la-vie-en-rose?

Ebadi habla despacio; quiere que cada palabra suya sea correcta; que cada esbozo sobre su querido Irán sea preciso. El tiempo y el espacio cuentan. Cada día importa frente al régimen de Ahmadineyad. Cada espacio sirve a las mujeres arrinconadas hasta límites inadmisibles.

“En irán la mujer vale la mitad de un hombre, y lo peor es que la ley lo establece. El testimonio de un hombre vale por el de dos mujeres”... y va subiendo el tono mientras cuenta que hay cincuenta encarcelados solo por recoger firmas contra leyes discriminatorias. “¿El hecho que una mujer no quiera que su marido esté con otras tres, provocará el ataque de las tropas norteamericanas? Pregunta al auditorio de Barcelona del mismo modo que lo hizo ante los barbados hombres que juzgan a sus defendidos por conspirar contra la “seguridad nacional”. A esos jueces que consiguieron sus cargos porque los requisitos principales eran dos: ser hombre y religioso.

“No necesitamos que el gobierno castigue a la gente cortándole un brazo y una pierna porque supuestamente atenta contra la seguridad nacional. Sea cierto o no, es intolerable”. Ebani ataca el gobierno de los ayatolas con la misma vehemencia que defiende Irán. Y por eso se enerva cuando habla de las embestidas de Bush. “No necesitamos que otros vengan a resolver nuestros problemas. Tenemos que hacerlo nosotros. No seremos otro Irak” dice contundente. “Si nos atacan, nos defenderemos”, repite mientras algunos pensarán que es de hierro. Ella dice que no; que no es ninguna heroína; que es apenas una de las miles que resisten en su patria al islamismo radical. “Por eso no podrán detenernos...porque sencillamente no hay líderes..y aunque secuestren a 50, somos miles. Hay una mujer en cada hogar”.

“Tenemos 2.500 años de civilización y hace 2.000 años teníamos dos emperatrices” dice con una mezcla de orgullo y pena. ¿Qué podemos hacer las mujeres de occidente? le dice una señora consternada. Ebani le pide una cosa: “Cuando vean esas fotos de mujeres con los ojos cercados por un manto negro; no piensen que somos esas. Esas no somos nosotras; a eso nos quieren reducir. Digan en todos lados que en Irán El 65 % de los universitarios son mujeres” dice dándose coraje. Si, talvez la Piaf no era tan diferente a esta mujer; superviviente; resistente; alquimista del dolor por el valor.