1 feb 2008

SHIRIN EBADI: MUJER EN IRÁN

Barcelona /Casa Asia /Enero 17. Shirin Ebadi camina lentamente hasta el estrado. Se parece tanto a Edith Piaf. Menuda, elegante, con esos ojos suplicantes y mandones. Pero más allá de esta banalidad ¿qué tendrá que ver esta iraní, abogada y Premio Nobel de la Paz con aquella francesa la-vie-en-rose?

Ebadi habla despacio; quiere que cada palabra suya sea correcta; que cada esbozo sobre su querido Irán sea preciso. El tiempo y el espacio cuentan. Cada día importa frente al régimen de Ahmadineyad. Cada espacio sirve a las mujeres arrinconadas hasta límites inadmisibles.

“En irán la mujer vale la mitad de un hombre, y lo peor es que la ley lo establece. El testimonio de un hombre vale por el de dos mujeres”... y va subiendo el tono mientras cuenta que hay cincuenta encarcelados solo por recoger firmas contra leyes discriminatorias. “¿El hecho que una mujer no quiera que su marido esté con otras tres, provocará el ataque de las tropas norteamericanas? Pregunta al auditorio de Barcelona del mismo modo que lo hizo ante los barbados hombres que juzgan a sus defendidos por conspirar contra la “seguridad nacional”. A esos jueces que consiguieron sus cargos porque los requisitos principales eran dos: ser hombre y religioso.

“No necesitamos que el gobierno castigue a la gente cortándole un brazo y una pierna porque supuestamente atenta contra la seguridad nacional. Sea cierto o no, es intolerable”. Ebani ataca el gobierno de los ayatolas con la misma vehemencia que defiende Irán. Y por eso se enerva cuando habla de las embestidas de Bush. “No necesitamos que otros vengan a resolver nuestros problemas. Tenemos que hacerlo nosotros. No seremos otro Irak” dice contundente. “Si nos atacan, nos defenderemos”, repite mientras algunos pensarán que es de hierro. Ella dice que no; que no es ninguna heroína; que es apenas una de las miles que resisten en su patria al islamismo radical. “Por eso no podrán detenernos...porque sencillamente no hay líderes..y aunque secuestren a 50, somos miles. Hay una mujer en cada hogar”.

“Tenemos 2.500 años de civilización y hace 2.000 años teníamos dos emperatrices” dice con una mezcla de orgullo y pena. ¿Qué podemos hacer las mujeres de occidente? le dice una señora consternada. Ebani le pide una cosa: “Cuando vean esas fotos de mujeres con los ojos cercados por un manto negro; no piensen que somos esas. Esas no somos nosotras; a eso nos quieren reducir. Digan en todos lados que en Irán El 65 % de los universitarios son mujeres” dice dándose coraje. Si, talvez la Piaf no era tan diferente a esta mujer; superviviente; resistente; alquimista del dolor por el valor.

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