LOS MONJES Y SU REBELIÓN OLVIDADA

Ya no son noticia, pero siguen siendo reprimidos los rebeldes de la túnica naranja. Ya no marchan por las calles porque muchos están presos, o huídos, o acallados. Después del revuelo de setiembre nada ha mejorado sustancialmente en Myanmar. Quien así nos lo cuenta es la periodista Tin Htar Swe, oriunda de Birmania y Responsable de Información del Servicio Birmano de la BBC en Londres.

Sigue gobernado la misma Junta Militar represora. Sigue Suu Kyi - premio Nobel de la Paz – presa en su propia casa de Yangón. Sigue siendo ilegal una reunión de cuatro personas. Y por último siguen en el poder los mismos militares que en el 2006 se subieron el sueldo 1.000 % mientras encarecían el precio de los combustibles en más de 500 %.

Birmania o Burma - Mejor que Myanmar, su nombre oficial pero impuesto por los militares - no es un país feo, ni pobre ni pequeño. Tiene una extensión de 680,000 Km2 (35% mas grande que España) y un poco más de 54 millones de habitantes. Entre sus bondades no están solo sus hermosas y doradas pagodas en honor a buda, sino una decente industria energética y yacimientos de gas natural que tanto agradan a los funcionarios del gobierno Chino (afín al régimen birmano).

Luego de la revolución azafrán la Junta Militar recibió al enviado especial de la ONU para zafar la presión internacional; pero éste abandonó el país sin tan siquiera dar una conferencia de prensa. Poco se sabe de los cinco generales y más de 400 soldados detenidos por negarse a reprimir a los monjes y participantes en las protestas. Nada de los autores del asesinato al periodista japonés Kenji Nagai, alcanzado por disparos del ejército. Los gobernantes de botas de acero, deben estar frotándose las manos en éste mismo momento.