7 dic 2007

BARBA ROJAZUL

Era un mes caliente de 1717 cuando un desconocido inglés llamado Stede Bonnet se ponía a las órdenes del fiero y archi mentado Barbanegra. Bonnet era en aquellos días un pirata de poca monta, y por eso casi nadie lo recuerda; salvo por su sobrenombre.

Cuando se hizo con un galeón y propia panda de corsarios, se convirtió en “el caballero”. A diferencia de su maestro – que atemorizaba con su asquerosa barba, sus pistolones y sus cuchillos colgados en la cintura – él prefería la táctica del camuflaje; y por eso surcaba los mares simulando ser un buen patrón de barco…hasta que tenía a los incautos a diez metros de distancia.

Mucha agua ha corrido desde entonces; tanta que parece la misma. En estos días el presidente Sarkozy ha sacado del cajón su bandera. Ni siquiera la ha izado, apenas la ha mostrado. El mismo hombre que en su campaña electoral citaba emocionado a socialistas históricos y homenajeaba a Mitterrand, ha empezado a cargar sus obuses; a mostrar su real perfil. Sus ministros también enseñan las uñas porque no quieren ser menos que los “halcones” de Bush, mientras él continúa ablandando terreno diciendo que se acabó la fiesta; que hay que trabajar más y dejarse de comodidades...para empezar. ¿Será por eso que se deja invitar a yates modestos de sus amigos joyeros? ¿Será por eso que se reúne con tan seguido con el club del CAC 40? ¿Para ahorrar unos centavitos al arruinado fisco francés?

Por cierto, la bandera de Bonet no tenía pierde; al lado izquierdo el corazon y al derecho el cuchillo.

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